
¡NICO!
La mañana fue una de las más frías del año; mi auto marcaba 3 grados afuera. Luego subió apenas a 4, pero si miramos por la ventana ya lo podemos notar: Nico eligió nacer en uno de los días más soleados y hermosos de la temporada. A las 6.30 de la mañana Bea ya estaba con trabajo de parto; a las 8.30 llegó a la clínica y a las 10 y fracción ya todo pintaba para cesárea -dilatación 9 de 10, pero aún sin encajarse-. Ya a las 11.00 y algo más, Bea y el Nico-interior partieron al quirófano. Apenas minutos después todo se hizo posible: encajó por acto de magia y salió en forma natural. Contra todo pronóstico nació a las 11.43, este mismo día 24 de junio de 2007, día de San Juan, un día antes del cumpleaños de Bea, es decir, el mejor regalo adelantado de la vida. Y nació, morado, hermoso, algo perturbado, pero tranquilo, sano, exquisito.
Apenas vio la luz, con un llanto que no olvidaremos, lo pusieron cerca. Su olor es indescriptible. Su textura también. Sólo se tranquilizó cuando sacaron el plástico que lo separaba de Bea, y tomó el sublime contacto de cuerpo a cuerpo, piel con piel, madre con hijo. Fue increíble. Como ver a un ángel hacerse niño. Lo pesaron: 3 kilos 625 gramos; kilos y gramos exactos a los de su padre al momento de nacer. Lo midieron: 53 centímetros. Nada breve. Lo revisaron: todo en orden, más que sano. Y lo más emocionante fue cuando me lo pasaron, recién vestido. Aún respiraba y latía muy ágil, y su cuerpo tibio se tranquilizó en el mío, en una conexión que de verdad no puedo describir. Fue alucinante. Un episodio de paz interior que no existe en los diccionarios.

Nico pasó todo este domingo muy despierto, con sus ojos de observador atentos a todo movimiento. Y es que hubo mucho. La familia, los amigos, todos en ronda, tirando clicks y caricias. Él ya los conoció. Y luego su tarde pasó, plácida, como muchas que le vienen: mamar, dormir. Pero de eso se trata. ¡Eso es vida!
*
Una data de mi amigo Pepe Benítez: El pequeño Nicolás Greve nació el 24 de junio, día de San Juan, pero también en We Tripantu (Año Nuevo Mapuche). "En el período de Epewún, que es antes de la amanecida, hombres, mujeres, niños e invitados concurren al río, vertiente o estero más cercano a bañarse y esperar la nueva salida del Sol con el cuerpo y el espíritu renovado y limpio y sintiendo la fuerza del Dios Gnechen." (…) "Cuando el sol y la luz cubren el espacio visible se dice Akui We Tripantu (llegó el nuevo año) o también Wiñoi Tripantu (regresa la salida del Sol). De esta manera en el amanecer del día 24 de junio se inicia otro ciclo de vida en el mundo mapuche y en la madre tierra. Durante el día continúan distintas actividades, según la región. Por lo general es un día de reencuentro, de armonización y equilibrio de las relaciones familiares". Para los mapuches estamos en el año 5516, según un complejo calendario que mezcla 13 meses lunares y 12 meses solares.