

Un ángel. Nico se ve como un ángel. Y lo es. Puro, liviano, transparente. Mira tranquilo, en paz, mientras todos nos volvemos hacia él. El padre le echa agua, tan abundante como si fuese proporcional a su belleza, y sale del forum sin quejarse. Ya está bautizado. Su pureza fue ratificada. Sigue oliendo a vainilla, sigue teniendo esa claridad inocente y deliciosa. Ahora a Nico se le ha dicho, con agua y caricias, que el cielo que tiene ganado le pertenece. Es la bienvenida.
Y Nico responde con un susurro y una caricia.




