e martë, 31 korrik 2007

Nico e-motions


Leyendo cosas sobre padres, y cosas sobre hijos, y cosas sobre nacimientos también, me topo a menudo con que la alucinante experiencia de esperar a que esa minúscula y preciosa vida interior, que por suerte ya está aquí, afuera, la vivimos muchos casi de la misma manera. Es verdad: Nico ahora conoce un nuevo mundo, porque su único universo fue, durante 9 meses exactos –menos unas cuantas horas– el de su madre, Bea; y sí, ambos, cada uno a su manera, marcamos el calendario al revés, no esperando a que pasaran los días hasta llegar al treinta, sino que ansiando que esos días llegasen a cero, en cuenta regresiva, al momento indescriptible de su nacimiento. Ahora ya tiene poco más de un mes –unas cinco semanas– y está precioso, despierto, inquieto. Y por trabajo, y por miles de otras cosas, lo echo cada vez más de menos.

e diel, 8 korrik 2007

Space boy

Nico astroboy. Aquí, descendiendo de las nubes con mi traje espacial.

¿Cuántas horas se puede mirar a un hijo sin pestañar? Nico es hipnótico, irreal. Un niño estelar, caído de una nube esponjosa, que huele a leche avainillada, a algodón, a brisa dulce. Es suave y milimétrico, tibio y exquisito, y mientras más lo miro más me doy cuenta de lo perfecta que es la naturaleza, de que el amor es verdaderamente infinito e incondicional, y que está tan vivo que una mirada, un gesto, basta para que una extraña pero exquisita electricidad te recorra y estremezca.

Los tres chanchitos

No es necesario explicar el título de este post... ¿verdad?

e diel, 1 korrik 2007